miércoles, 10 de mayo de 2017

Mirando al pasado para entender el presente: Biar y las fiestas en honor de la Mare de Déu de Gràcia

¿Desde cuándo se rinde veneración a la Virgen de Gracia en Biar?
El origen del culto a la Mare de Déu de Gràcia es incierto. La tradición oral decía que dos peregrinos llegaron a Biar afirmando que, si les daban un tronco de madera, seis panes, una jarra de agua y una habitación, les harían un regalo. Se les facilitó cuanto pedían y, pasados los días y ante la ausencia de los peregrinos, franquearon los vecinos la puerta y hallaron una imagen que en la peana llevaba escrita esta inscripción: Virgen de Gracia.
De todas maneras, algunos proponen que sería un culto traído por Jaime I cuando conquistó Biar en 1244-1245, mientras que otros han apuntado a la presencia de una comunidad de frailes agustinos en el siglo XIV como responsables de la extensión de tal veneración.
Biar cuenta con un rico y bien cuidado patrimonio archivístico. ¿Cuál es la mención más antigua de la Mare de Déu de Gràcia que aparezca en algún documento?
El dato histórico más antiguo que conocemos se remonta a 1497, cuando, a través del protocolo notarial del testamento de Bertomeu Richart, de profesión tejedor, sabemos que existía una ermita dedicada a la Virgen de Gracia. En dicha ermita se celebraba una romería el 25 de marzo, festividad de la Anunciación. Además, en la Parroquia existió un altar dedicado a la Virgen de Gracia, que se encontraba donde hoy está el Nazareno.
¿Cuándo se instituyó como Patrona de Biar a la Virgen de Gracia y por qué razón se hizo?
En 1635, a resultas de una intensísima sequía, se realizó una procesión en rogativa a su ermita, obteniendo la preciada lluvia. Ello determinó al Consell de la Vila a proclamar a la Mare de Déu de Gràcia como patrona de Biar, estableciendo las fiestas patronales en el mes de mayo.
Por cierto que estas rogativas eran habituales por aquella época, de manera que venían incluso vecinos de localidades tan alejadas como Aspe y Hondón de las Nieves. Precisamente en relación con esto tuvo lugar el episodio del Pino de la Azucena, cuando intentaron robar la imagen de la Mare de Déu y el pino se dobló para impedir que pudiese pasar el carro en que se la llevaban; la tradición decía que como testimonio de aquel suceso quedaron las marcas de las ruedas en el tronco del árbol, al tiempo que una azucena nacía todos los años en el lugar donde había ido a posarse la venerada imagen.
¿Ya entonces se celebraban las fiestas en los mismos días que ahora?
Fue en 1644 cuando el Arzobispado de Valencia ‒del que entonces dependía Biar‒ dio permiso para que nuestras fiestas patronales se celebrasen durante varios días y que siempre fuesen los mismos, con los siguientes actos (según consta en el Archivo Parroquial): “El 10 de maig de 1644 es feu proceso a la hermita de nostra Sra. De Gracia y es portà la Image a la present parrochial; a 11 es digueren tercia, misa cantada ab diaques y vespres, y a 12 es feu proceso general per tota la vila y a dita hermita per los Jurats y Mayordoms”.
Vemos que los actos religiosos eran los que dominaban, al margen de que se pudiera hacer algún alardo o desfile de soldadesca.
Ciertamente, pues el origen de nuestras fiestas fue íntegramente religioso. De todas maneras, no eran en modo alguno unos festejos de los que se encargase la parroquia a la hora de su organización, sino que había participación de todo el pueblo. Esto era así hasta el punto de que, cada año, la recaudación de fondos y la ejecución de los actos correspondía a una agrupación vecinal o “dena”, de las que existían tres, en correspondencia con los barrios que había (“Villa”, “Torreta” y “Arrabal”).
¿Y cuándo aparecieron las primeras Comparsas?
A estas Comparsas se añadieron dos más en el siglo XIX: Moros Nous (1859) y Templarios-Blanquets (1874); y tres más en el siglo XX: Estudiantes (1930), Maseros (1942) y Moros Tariks (1983).

Al parecer, ya en el siglo XVII hay constancia de que, dentro de dichas fiestas patronales, se celebraban alardos y soldadescas por parte de la milicia urbana, encargada de la protección y vigilancia de la localidad. De hecho, la división de aquella milicia en dos compañías desde 1743 estaría en el arranque de las Comparsas más antiguas, la de Blavets y la de Moros Vells. Y, así, en 1752 ya oímos hablar de “dos Comparsas de Soldados con sus correspondientes Oficiales y cabos, todos vecinos de Biar, ricamente vestidos y de continuo disparando sus arcabuces”. De todas maneras, no es hasta 1803 cuando en los documentos se hable por primeva vez de “compañías de moros y christianos”, haciéndose habitual el término “comparsa” a partir de 1889. También fue por aquella época ‒concretamente, en 1806‒cuando se estableció lo esencial de los actos que hoy en día celebramos.
¿Qué podemos extraer de todas estas fechas y datos históricos?
La enseñanza derivada de todo esto no es irrelevante y baladí. Todo lo contrario. Pensemos que cada vez que pisamos la calle vestidos de festeros, cada vez que abrimos las puertas de nuestras casas al paso de la Mare de Déu, cada vez que nuestro pecho se hincha de alegría al son de la música…, en todas y cada una de esas ocasiones estamos haciendo presente la herencia de nuestros antepasados. Pero no una herencia cualquiera, sino un sólido legado de profundas raíces cristianas.
Y es que nada de la Fiesta tiene sentido sin la Mare de Déu, la Madre de Dios, la joven de Nazaret que dijo sí a Dios, que se fió incondicionalmente de Él. De la misma manera, aquellos biarenses del siglo XVII pusieron su confianza en la Virgen de Gracia ‒y, a través de Ella, en Dios‒ ante la escasez de agua, como tantas y tantas veces los han seguido haciendo sus descendientes ante las circunstancias difíciles que la vida nos plantea.
Sin lugar a dudas, hoy, sumidos en una crisis tanto económica como de valores morales, es otro de esos momentos en los que necesitamos agarrarnos a la roca que es María, la Madre que nunca falla, la que siempre perdona, la que siempre espera con una sonrisa en los labios. Por eso, cuando el próximo 10 de mayo se inicien las Fiestas, recuerda a tus antepasados, disfruta sana y fraternalmente de esos días, y agradece a la Mare de Déu el que siempre nos cubra con su manto protector.

Antonio Damián López Albero
http://www.parroquiadebiar.com